jueves, 15 de mayo de 2014

Sevilla tuvo que ser


 No me gusta el fútbol; prefiero deporte country. Son, no obstante, tan pésimos los programas en las televisiones que cambiando de canales, tropezé con una de rojos contra blancos; veinte y tres contando al de negro; más de 50 % de probabilidad de que en ese partido dos al menos de los jugadores hayan nacido el mismo día del año, sean de donde fueren (ocurre eso mismo en cualquier colectivo de 23 individuos o más). Por alguna razón, yo que apenas nunca me paro a ver ese deporte, tan inglés que divide seguramente al Continente, infiero que los sureños patrios han de ser los rojos. Atacan más, con algo de ímpetu improvisado, poco eficiente, aunque valiente, frenado con seguridad por la defensa  del equipo blanco, colectivo que yo entonces creo que es el portugués.

Me irrita el querer y no poder de los que yo pienso que son los sevillanos; los comentaristas televisivos no ayudan; gritan igual contra (¿ por ?)  los dos equipos y yo no conozco el nombre de ninguno de los jugadores -iba a decir  de ninguno de los ricos. Al cabo de unos 20 minutos me doy cuenta de que los rojos son los portugueses, que estaba apoyando yo a los malos; que no jugaban del todo mal. El comentarista no para de repetir lo de la maldición de no sé quién contra el Benfica que dura dos veces por dos por trece años. Remarco que los dos Iberos-del-oeste que han  fallado las dos penas máximas, han tirado con desgana, casi con aburrimiento; me producen cierta pena y algo de simpatía a mí los perdedores; el portero sudista también está llorando; los amables curas sevillanos afirmarán que sus rezos dieron buen resultado;   (¿ Cómo se puede rezar sin embargo para que gane uno; lo que implica que otro a  su vez  pierda; porqué desprecian su color sabiendo que en el cielo también los quieren ?);  el Sevilla es campeón con su lunita plateada.




2 comentarios:

Ana de la Serna dijo...

Vaya. Eso es lo q opinas tú de los sevillanos? Espero sólo sea de algunos sevillanos ;) Tienes q venir al sur!

Robín dijo...

Si tu me invitas, yo iré. Me atraen el sur y las sureñas.