sábado, 31 de diciembre de 2011

Tiempo y manipulación




Me despierto con una sed horrorosa en plena noche. Son las 4 horas y 24 minutos de la mañana en este preciso momento. He bebido 600 cm^3 de agua, sin medirlos, más de dos vasos enteros grandes, casi de un trago y no estoy saciado. Son años y años así, no sé lo que es, aunque no ocurre todas las noches. Me han dicho que me producen esta sed artificialmente, externamente. ¿ A la demanda, cuando quieren ? Una sed que me despierta, despiadada, de travesía de desierto, tengo destrozado, por ello - o por otra cosa-, el sistema urinario. No voy al médico, me atienden mal y mienten. Fui al especialista de la vista, cuando no pude leer los periódicos, antes del ordenador, y me atendieron tan despiadada, pésimamente y rápido, que no me compré las gafas graduadas que me recetó. Pensé que si me las compraba , y si como pensaba, la graduación era equivocada, me volvería ciego. Llevo unas que son sólo lupas, creo, no progresivas, compradas en farmacia, pero sin control ni medición ocular, para poder escribir y leer esto, no adecuadas para mí y estoy desde luego perdiendo por completo poco a poco mi vista. Acabo de medir que son más de 600 cm^3. Había escrito erróneamente, a ojo, 150 cm^3. Desde siempre -viendo lo que eran mi madre, mi padre y ,los que me rodeaban, no tengo esperanza. No es cosa nueva. El tiempo, no atmosférico, el del reloj, sí es cosa recién descubierta, novedosa que esta sed ha sabido casualmente rememorar:
Son numerosas las veces en las que en el pasado me vinieron recordando el futuro, sin yo entender nada entonces, sólo una vez que ese futuro hubo pasado -pasado en el sentido de ocurrido, no vale la antinomia-, que ya es ahora. Ignoro para qué. Quería dar ejemplos concretos, pero me doy cuenta que no son pruebas, y que alguna gente es conocida públicamente -de la televisión, por ejemplo- y pudiera perjudicarlos. Una chica que escribe relatos eróticos por Internet, argentina, de nombre coloreado, le escribí un día en su blog, no hace mucho, algo ocurrente que no recuerdo totalmente ahora, que terminaba con que yo estaba libre. Aunque lo borré posteriormente, por pudor. La vi, creo que era ella, antes de que lo hubiera escrito, me preguntó por mi salud central -la del centro, dónde el tamaño poco importa- y me dijo que yo le había dicho que estaba libre. Me marché enfadado sin saber quién era. No le había yo aún escrito nada. Pienso, porque el ejemplo es borroso, que lo pude haber inventado. Yo mismo dudo. Pero no. Tengo otros ejemplos.

En el instituto, en Francia, cuando era adolescente, hace 40 años, me hablaron de un poema de Charles de Orleans que acabo de traducir. Me lo hicieron leer, he podido recordarlo. Alguien me preguntó si en la traducción al español, podía cambiar la palabra "ombligo", que para rimar con "abrigo", sí escribí hace apenas cuatro días y después, efectivamente, al día siguiente, cambié por "altivo". No entendí nada entonces. Creo que buscaban saber si yo conocía -conozco en esta vida- lo que es viajar en el tiempo. No, no lo conozco. O buscan implicarme en algo, con insistencia. Como no entiendo nada de nada -en esos casos- es posible que haya dicho yo alguna vez algo suficientemente ambiguo, para que ellos puedan mentir que sí sabía yo recorrer el tiempo. Le hicieron lo mismo a Juana de Arco, en su momento, creo haber entendido: ella sabía, según la perfidia inglesa, demasiado, y la condenaron.

En 1976 o 1977, el primer o segundo año que iba yo a las fiestas de los San Fermines de Pamplona, una pareja de sevillanos, él y ella, se me pegó al culo. Hablamos de Machado que me gustaba y gusta y de Bécquer que menos, con sus oscuras golondrinas. Ya por entonces, yo estaba sólo. Me hablaron de poesía y de escribir y no sé si que ellos también o amigos suyos o qué. Me acuerdo que me preguntaron si podían quedarse conmigo para ver cómo me comportaba yo. Qué extraño pensé entonces,que me pidan algo así. Y los que controlan lo que yo digo, y sólo -creo- en parte lo que escribo, contestaron que no. Pienso que no es falso que me dijeron que me habían condenado o que me había quedado sin nadie que me apoyara, o algo raro que no entendí entonces y que sigo sin entender ahora y que creían que yo era inocente. Lo soy. No me hubiera acordado de esto último si no me rondasen unos sevillanos por Internet, estos últimos días, aunque sigo sin entender qué es ni de qué se trata. Y esto no es literatura al uso, es cierto. ¿ Pero quién de los que lean esto estará de mi lado, desliterará ?

Final parcial del texto, sin haber corregido después de relectura, a las 5 horas y 40 minutos del 31 de diciembre del año primo de 2011. Qué raro que tarde tanto, 75 minutos, en escribir tan poco y tan deficiente -10 minutos más tras la relectura corrección.

PS : Incluso, hace muchísimo, alguien me dijo que Tristán Tsara quería hablar conmigo, quería saber si lo había escrito yo, lo que yo había escrito. Pensé que era broma. No escribía yo nada entonces ni tenía inclinación. Ahora sí que le doy importancia a aquello que me dijeron. ¿Cambian acaso lo que escribo? Qué gravedad. Puede ser mentira lo de Tsara. ¿ Pero como sabían que yo en el futuro escribía poco y mal ?

7 horas 09 minutos: Creo haber terminado los añadidos y las correcciones. Casi tres horas para este pobre resultado. Aunque estoy medio dormido, y debe haber indulgencia. No sirvo yo para escribir pero no es incierto lo que digo. De la frase anterior, la verdad es lo último.

(PS)^2 : No me gustan mucho las propiedades privadas, aunque las respeto y hay que respetarlas (*la lectura es el robo*) - y últimamente me he dado cuenta que las públicas son aún peor, abrigan auténticos gángsteres de la peor especie, disfrazados de salvadores de izquierda- pero el dibujo y el texto deben de ser protegidos -copiados rectamente (1); entendidos de la misma forma sería pedir demasiado- porque son míos. Y no de otros. Son de mi sudor, aunque existan musas externas, que siempre existen.

(1): rectamente o correctamente, no importa demasiado cual de ellos.

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