jueves, 26 de abril de 2012

Comentarios dispersos

"Me gustan las cosas que el Sistema rechaza. Cuando supe que era un enfermo terminal, me sentí emocionado. Tienes que encararte con la muerte de la misma manera que has vivido tu vida -con curiosidad, con esperanza,  con fascinación, con coraje y con la ayuda de tus amigos...La muerte es el mayor acontecimiento de la vida"

(Timothy Leary)




Cuando estaba leyendo este breve, y porqué no decirlo, bello texto, según avanzaba en la lectura, tuve miedo que le saliera, a Timothy, alguna estupidez del tipo de comparar la vida o la muerte con las experiencias de las drogas de las que era un claro defensor. Podría haber dicho que las drogas, según su propia lógica y experiencia -no la muerte- son el mejor acontecimiento de la vida. ¡Qué sorprendente que no haya sido así!

 Se pueden tomar drogas, si se añade que no son buenas para todo el mundo (Leary lo dijo con respecto al lsd). No se puede pedir que sistemáticamente se tomen y menos para combatir o encarar una realidad que no te complace. En condiciones adversas, las drogas no. No para resistir. Su posición vitalista -y mortalista- demuestra que él estaba preparado para enfrentarse a ellas. ¿Será así para todos los consumidores de tales sustancias ?

De todas formas da la impresión que él sabía que las cosas iban a acabar bien, con la muerte y serenamente. Pero esa sabiduría no está al alcance de todos los que se dejan llevar y malamente convencer. Para luchar, si es luchar lo que se quiere, o resistir o enfrentarse; mejor la realidad seca y sin adornos. Otra cosa es lo empírico, sobre uno mismo, no sobre otros y sólo si se está preparado.








"Todo lo que realmente nos pertenece es el tiempo; incluso el que no tiene nada más, lo posee."


 (Baltasar Gracián) 


 También tenemos el espacio aunque el tiempo da la impresión de ser más propio, de uno mismo, frente al espacio más compartido, común, que además se recorre. Podemos surcar el espacio usando algo de tiempo para ello pero no podemos recorrer el tiempo usando algo de espacio para tal fin. ¿ O sí, con una velocidad inversa medida en segundos/metro. O sin utilizar siquiera espacio, otra cosa , como lo intuía (¿o lo sabía?) Wells y la mayoría no lo sabemos ? ¿ Pero porqué el tiempo nos parece más privado y personal que el espacio ? El tiempo, una posesión, según Gracián, del desposeído, democrática, asignado a todos sin intervenciones jurídicas ajenas ni luchas de poder para conservarlo ni guerras para conquistarlo del que algunos desean por desesperación librarse ,otros por esperación alargar y algunos por egoísmo y necedad parar.





"Esto no es un aforismo" (1)


(Jacques Derrida)



Me gusta lo corto, cuando la firma es casi tan larga como el texto; lo breve tiene igual calidad , porque ahorra penas e imprecisiones, que el significado.


 Nos interesa por egoísmo literario suponer que Derrida nos está mintiendo para poder añadir otro aforismo a la lista inagotable de los dichos, que no de las dichas, de los humanos; pero entonces existirían filósofos mentirosos que hubiera que añadir a la lista de los filósofos poco claros y no interesa por egoísmo literario.
Estamos ante una disyuntiva penosa, no pudiendo decidir qué nos interesa . ¿ Pero qué es un aforismo ? ¿ Algo breve que pretende decir mucho en poco espacio y ser ejemplo y que puede hablar de cualquier cosa incluso de sí mismo ? Si sí ,(1) es un aforismo pero Derrida es un mentiroso. Si no, (1) no es un aforismo pero Derrida es trivial. ¿Cual de las dos filosofías preferimos? Mejor ni decidir, esto es lo incesante y ambiguo de la escritura filosófica y literaria.


Una escritura de calidad, no un cuento, es aquella en que el equilibrio no es estable, incita a pensar, cuestiona. Y por ello me gusta este ¿aforismo? Derridiano.




  "Quisiera poder escribir con la libertad de un Saint-Simon, sin preocuparme de la gramática, sin caer en la superstición del uso correcto y el terror al solecismo. Hay que rozar en cada momento la incorrección, si se quiere imprimir una marcha animada al estilo. Cuidarlo, corregirlo, es matarlo."

(Cioran)




Es cierto que el silencio, en el límite, es el decir perfecto pero es también el no decir. Hay que corregir aunque incorrectamente. No hay estilo sin corrección, no hay estilo sin voluntad de transformación, no hay estilo sin voluntad, no hay estilo feliz.

Se escribe contra el imponente y estático edificio de las lenguas que hay que desconstruir (1) en parte; desvistiendo las palabras y sus ligazones para que puedan decir lo que se pretenda que digan y no lo que ellas solas (sin el escribidor) quieran ; que sean intimidadas por su puesta al desnudo , no engreídas por ropajes ni brillantes por artificios (brillantes sí).

(1): aunque prácticamente no he leído a Derrida ni a sus continuadores si los hubiera, que ni lo sé. Desconstrucción es una bonita palabra que no quiere decir demolición y que contiene
construcción.






"¿Quién me despertará, quién me despertará?"

(Cioran)




¿Filosofía o Poesía? (No creo que sea cine (en el sentido que comúnmente los franceses (otra vez ellos) toman de "hacer cine")) ¿Acaso es cuento?

No sé quien pudo haber sido el despertador (o la despertadora). Habría que saber qué le pasaba de verdad (no todo es literatura, camuflaje con palabras; está también lo que es), yo no lo sé, quizás hubo un tiempo en que lo supe, tampoco lo sé. Notemos el doble nivel de la interrogación. El que está durmiendo (él, que está durmiendo) sabe que lo está y sabe que no puede despertar él solo; qué bonita petición formal de ayuda.. La realidad supera a la ficción en intensidad dramática, no he querido decir trágica; ¡qué intensidad poética en seis palabras y una coma! ¡Qué estética! ¿Qué más se puede decir/pedir, se te conceda o no?




"El otro día encontré en el autobus a un joven escritor de vanguardia , que me reprochaba no ser revolucionario, no querer innovar en nada y, en suma, no aportar nada nuevo. “Pero es que yo no quiero cambiar nada de nada”, le dije. No comprendió mis intenciones. Me ha tomado por un modesto."

(Cioran)



¿Qué es no cambiar nada de nada? ¿No aportar nada a la nada? ¿No aportar nada al algo? ¿No aportar nada al todo? ¿Y si al aportar algo ocurren desbordamientos, inundaciones? ¿Y qué puede aportar un vaso de agua a un suelo desértico? ¿Y si al cambiar algo se empeora todo? Qué extraña sabiduría la de no querer cambiar nada cuando se es insatisfecho, como aparentaba Cioran. ¿Podría ocurrir que los que insisten en querer cambiar todo a toda costa quieren en realidad la conquista del poder, de un poder personal (o colectivo pero personalmente colectivo) y no altruista y que mienten y no otra cosa? ¿ Y podría ocurrir que los que insisten en no cambiar nada de nada sólo quieren la conquista de un poder personal para el que necesitan elaborar una literatura y un  discurso del engaño ?




"Péguy es un loco total. Nadie ha escrito jamás como Péguy ni volverá a escribir como él, uno de los grandes estilos de la lengua francesa. El hace crecer la frase por el medio, repite la misma frase con un añadido en medio que engendrará otro añadido proliferando la frase por inserción. La lengua sufre un tratamiento increíble. Un estilista es un creador de sintaxis y como decía Proust, las obras maestras están escritas en una especie de lengua extranjera. El estilista crea su lengua, una lengua extranjera y empuja el lenguaje hacia ese límite donde está la música."

(Gilles Deleuze)






Es curioso, no obstante, que Deleuze, el filósofo, se olvide de mencionar la necesidad (y el modo, la manera, si la hubiera sistemáticamente) de insertar el fondo en esa forma, en ese estilo, de forma y valga la redundancia, que los dos, fondo y forma coexistan sin que ninguno de ellos acabe con el otro y no ocurra que no se diga nada y no sin estilo.
Decir algo, en el sentido de filosofar, y estilizar al mismo tiempo, he ahí la cuestión de la escritura .










"El suicidio, que en esta sociedad progresa como es sabido, había descendido en Francia a casi nada durante el mes de mayo de 1968, según admitieron, con cierto pesar, los especialistas . Aquella primavera consiguió también un cielo limpio y hermoso, sin haberse lanzado precisamente a su asalto, porque se habían quemado algunos automóviles y a los otros les faltaba combustible para contaminar. Cuando llueva, cuando haya falsas nubes sobre París, no olviden nunca que es culpa del gobierno. La producción industrial alienada trae la lluvia. La revolución trae el buen tiempo."

(Guy Debord, El planeta enfermo.. Publicado originalmente en 1971 en el número trece de la revista de la Internacional Situacionista.)




Así de fácil es hacer la revolución, ser revolucionario, en efecto. Y así de fácil, por extensión, que los demás (algunos de los demás, los que uno quiera, de hecho) no lo sean y pasen a engrosar la fila de los malos. Se puede apreciar que, generalizando, el verano es revolucionario. No es complicado teorizar sobre el cambio que nunca llegará, que ni siquiera se intentará lograr una vez el poder haya caído en manos de la minoría "¿revolucionaria?". Basta con repetir dos o tres consignas suficientemente vagas como para parecer profundas y universales (por su vaguedad, esto es primordial entenderlo; para nada por su profundidad, menos aún por su universalidad), para devenir vanguardia y pueblo auténtico y su auténtico y único portavoz; por eliminación dialéctica del contrincante, de los demás. Con total seguridad tales supuestas y auto proclamadas revoluciones, nacen para ser traicionadas por la minoría que se apodera de ellas y devienen siempre dictaduras bajo cualquier sol. Guy Debord tiene razón.


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